El cuarto coloso entre los planetas del Sistema Solar debe su nombre al mitológico Neptuno, olímpico dios del mar. Sus características lo sitúan en un punto intermedio entre los gigantes gaseosos y los más pequeños planetas rocosos, como la Tierra.
Neptuno corresponde a la primera generación de los dioses olímpicos, aquéllos que surgen de la unión de los primeros dioses, el Caos, la Nada, el Cielo, la Tierra y la Oscuridad. Neptuno es el hijo de Saturno y la titánida Rea. Es también el hermano de Plutón (el Inframundo) y de Júpiter, a quien ayudó en el combate contra su padre, en venganza por haber ofendido gravemente a su madre y su abuela. En aquella guerra, que duró diez años, estos dioses liberaron a sus tíos, los Hecatónquiros y los Cíclopes, que habían jurado venganza también en contra de Saturno y el resto de los titanes, quienes proporcionaron a sus sobrinos olímpicos las armas que los harían invencibles: el trueno, el relámpago y el rayo para Júpiter; un casco forjado por ellos mismos a Plutón, que lo volvía invisible, haciendo posible que reinara en la oscuridad; y un tridente mágico, también creación de los Cíclopes a Neptuno, a cuyo efecto obedecerían las aguas del mar. |
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